Control de las enfermedades prevalentes de la cavidad bucal.
Las caries y las enfermedades gíngivoperiodontales (inflamación de las encías y alteración del tejido óseo) son las dos enfermedades infecciosas no contagiosas más prevalentes de la cavidad bucal.
Estas enfermedades son multifactoriales, esto significa que son causadas por varios factores y que deben estar todos presentes para que la misma se establezca. Un agente patógeno (bacterias) en presencia de un sustrato especial (azúcar) durante un determinado tiempo (muchas veces al día) puede afectar al hospedero (diente) produciéndose la enfermedad caries dental.
El proceso de caries se genera por acción de los ácidos producidos en el metabolismo de los carbohidratos fermentables por acción de los microorganismos presentes en el biofilm dental, la saliva tratará de equilibrarlo, pero frente a nuevos consumos de azúcar se agotará y el diente perderá minerales produciéndose la primera manifestación clínica de caries que se denomina “Mancha Blanca”. Su visualización por parte del profesional es muy importante ya que éste, es el único de los estadíos de la caries dental que se puede revertir. De no hacerlo, el proceso continuará y la destrucción dentaria aumentará produciéndose infección de la pulpa dental, y podrá alcanzar la perdida de la pieza dentaria.
La gingivitis, relacionada con biofilm dental, es una inflamación que se produce a nivel de las encías. Se caracteriza por la presencia de enrojecimiento y edema de los tejidos gingivales, sangrado, biofilm y puede estar acompañada de cálculo dental. En la periodontitis, en cambio hay pérdida de inserción periodontal a causa de la destrucción del ligamento periodontal y la pérdida de hueso alveolar.
Para evitar que estas enfermedades se propaguen es indispensable realizar la higiene de la cavidad bucal con cepillo dental y elementos de higiene interdentaria.
La correcta elección de un cepillo dental formará parte del éxito a la hora de remover el biofilm dental. Está compuesto por el mango, la cabeza o parte activa y el cuello que une ambas partes y debe tener las siguientes características: la cabeza debe ser lo suficientemente pequeña como para permitir llegar a todas las superficies(se considera que lo óptimo es que abarque dos dientes vecinos); sus fibras deben ser sintéticas, pues absorben menos agua que las naturales, de terminación redondeada y textura blanda, para evitar lesionar a los tejidos blandos (principalmente encía y mucosa). La duración media de un cepillo dental es de aproximadamente 3 meses o cuando comienzan a separarse sus cerdas.
Para completar la higiene bucal debe usarse algún tipo de elemento interdentario, palillos y /o cepillos interdentarios.
Los palillos pueden ser de madera o plásticos, también pueden adquirirse saborizados o no. Son triangulares para evitar lesionar la papila interdentaria.
Los cepillos interdentarios pueden ser de varios tamaños (existen instrumentos para que el odontólogo pueda medir cada espacio interdentario e indicarle al paciente cual es el cepillo interdentario apropiado para cada sitio. Están indicados cuando no existe contacto entre los dientes, o cuando hay retracción de la encía.
Otros elementos complementarios pueden ser los cepillos eléctricos, los barredores de lengua o los cepillos unipenachos (tienen cabezal muy pequeño con un solo grupo de cerdas.
Es importante que el odontólogo indique y enseñe a sus pacientes cual es la técnica más apropiada para realizar el cepillado dental, así como también la indicación del o los elementos interdentarios necesarios para completar la higiene bucal.
Dra. Carla Iliana Masoli Especialista en Ortodoncia y Odontopediatría Prof. Ajunta Cátedra Odontología Preventiva y Comunitaria. FOUBA Docente Invitada Carrera de Especialidad en Odontopediatría USAL/AOA Secretaria Asociación Odontológica Argentina